viernes, 1 de julio de 2011

Teoría General del empleo y del dinero. Intervencionismo del gobierno en materia económica

...Aunque mi teoría apunta la importancia vital de atribuir a los órganos centrales ciertos poderes de dirección hoy confinados en su mayor parte a la iniciativa privada, le reconoce un amplio dominio de la actividad económica.
En lo que concierne a la propensión al consumo, el Estado se verá obligado a ejercer sobre ella una acción directa en su política fiscal a través de la tasa de interés y quizás también por otros medios. En cuanto a los flujos de inversión, parece poco probable que la influencia de la política bancaria sobre la tasa de interés basta para llevarlos a su nivel óptimo. También pienso que una muy amplia socialización de la inversión se revelerá como el único medio de asegurar la proximidad del pleno empleo, lo que no implica excluir compromisos y fórmulas de todas clases que permitan al Estado cooperar con la iniciativa privada. Pero, al margen de lo dicho, no hay razón alguna que justifique un socialismo de Estado abarcando la mayor parte de la vida económica de la comunidad; las medidas de socialización, por lo demás, deber ser aplicadas de un modo gradual y sin alterar las tradiciones generales de la sociedad.
Pero tan pronto como los organismos centrales hayan conseguido restablecer un régimen de producción que se corresponda con una situación lo más cercana posible al pleno empleo, la teoría clásica volverá a tener vigencia.
La existencia de organismos centrales de dirección necesarios para asegurar el pleno empleo, acarreará, como es de suponer, una amplia extensión de las funciones tradicionales del Estado.
El aumento de la esfera de las competencias estatales, imprescindibles para el ajuste recíproco de la propensión al consumo y el estímulo a la inversión, parecería a un tratadista del siglo XIX o a un financiero americano de hoy una flagrante violación de los principios individualistas. Y, sin embargo, esa ampliación de funciones se nos muestra no sólo como el único medio de evitar una completa destrucción de las instituciones económicas actuales, sino como la condición de una práctica acertada de la iniciativa privada"
J.M. Keynes, Teoría General del empleo, el interés y el dinero, 1936. 

I. INTRODUCCIÓN. 
El documento es un fragmento de la principal obra de J. Keynes, centrada en las posibles fórmulas que facilitarán la superación de los efectos negativos de la crisis de 1929 sobre el empleo. 
La crisis de 1929 fue la más grave de las crisis cíclicas por las que había atravesado el sistema capitalista. La superación de la misma supuso el resquebrajamiento de las fórmulas liberales tradicionales y la búsqueda de planteamientos nuevos capaces de dar solución a los problemas planteados.
Keynes fue un importante economista británico que destacó por sus críticas a las teorías económicas tradicionales. Buscó una síntesis entre el socialismo y el capitalismo. Tras la crisis de 1929, planteó una renovación radical del capitalismo con el fin de superar los efectos negativos de la misma.
II. COMENTARIO.
La crisis de 1929, iniciada en Estados Unidos en octubre de ese año, tuvo un alcance mundial. Sus efectos fueros devastadores y afectaron a todos los sectores de la economía: la banca, las finanzas, la industria, la agricultura, etc.., arrastrando al paro y a la ruina a millones de trabajadores y de pequeños empresarios. En pocos meses el mundo capitalista pasó de la prosperidad de los años veinte a la depresión.
Las consecuencias sociales de la crisis se puede resumir en la reducción del consumo, el incremento, hasta cotas desconocidas hasta entonces, del paro, el crecimiento de la pobreza, la acentuación de las desigualdades y la radicalización de posturas, con el retroceso del liberalismo y el crecimiento de los movimientos fascistas de extrema derecha y de los partidos comunistas.
Para salir de la delicada situación por la que atravesó en los primeros años de la década de los treinta el sistema económico liberal y los regímenes parlamentarios, se abrieron paso ideas que suponían un cambio radical de las posiciones tradicionales del capitalismo. En este campo la contribución de Keynes es fundamental. Aportó las ideas básicas para que el capitalismo cambiara y superara la crisis a través del intervencionismo del Estado. De esta manera se estimulaba el consumo y se fomentaba el trabajo -cierto dirigismo, subvenciones, control de precios y salarios, fomento de las obras públicas, planificación económica, etc...- Estas medidas eran impensables en el capitalismo clásico. La plasmación más importante para estos años de la nueva concepción capitalista fue el New Deal norteamericano, si bien las ideas de Keynes son posteriores. 
III. CONCLUSIÓN.
Las ideas de Keynes fueron aplicadas en numerosos países y fueron, en gran medida, básicas para la superación de la crisis. Por otra parte, al tiempo que defendían la pervivencia del capitalismo, plantearon la necesidad de aplicar nuevas fórmulas que permitieran evitar futuras crisis. En gran medida Keynes es el padre del capitalismo de la segunda mitad del siglo XX.
La posición de Keynes supuso en su momento una novedad absoluta, por su pretensión de aunar planteamientos capitalistas y socialistas. Los hechos posteriores demostraron la brillantez de las propuestas del autor, ya que sus planteamientos han sido seguidos en gran medida hasta la actualidad. 


1 comentario:

L. de Guereñu Polán dijo...

Estaría bien recordárselo a los gobiernos europeos actuales, la mayor parte conservadores, pero también a los socialistas, que parece no se acuerdan de Keynes.