La organización social propia del Antiguo Régimen se
caracterizaba por la existencia de estamentos, grupos cerrados a los que se
pertenecía por nacimiento y donde existía una desigualdad jurídica que
comportaba una desigualdad económica. Con la revolución liberal y el
ascenso de la burguesía al poder se proclama la igualdad jurídica (Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano) y desde entonces las
relaciones sociales se establecieron en torno al concepto de clases sociales.
Los individuos pertenecientes a una clase
se definen por su posición económica común, lo que permite diferenciar a los propietarios de bienes (capitalistas)
y los que sólo poseen su fuerza de trabajo (proletarios). ¿Significa esto
que desaparece la nobleza y la sustituye la burguesía? No, simplemente se
produce un reajuste en la élite social
a consecuencia del nuevo modelo socio-político liberal y los procesos
económicos derivados de la industrialización y las nuevas formas de propiedad.
Por
tanto, dos grupos sociales tienen la hegemonía social: la nobleza readaptada a la nueva situación donde propiedad y
generación de riqueza sustituyen el antiguo privilegio jurídico y, por otro
lado, el grupo emergente y más potente, la burguesía, que combina su
preeminencia en el mundo de los negocios, la industria, las finanzas y la
propiedad rural.
Aunque
ambos grupos eran muy heterogéneos, entre la vieja nobleza
terrateniente y las grandes fortunas burguesas tuvo lugar, con frecuencia, un
proceso de simbiosis, de tal modo que la nobleza acabó penetrando en el ámbito
de los negocios y la burguesía lucho por su ennoblecimiento (más estético que social).
De hecho, los monarcas europeos concedieron multitud de títulos nobiliarios a
los burgueses en el siglo XIX.
Por
tanto, la cúspide social estaba formada por los más ricos: parte de la
aristocracia y sectores de la alta burguesía (Plutocracia). A lo largo del
siglo XIX la aristocracia fue perdiendo influencia política y económica frente
a la alta burguesía. La burguesía constituye la nueva élite social o minoría
dirigente basada en su primacía de la propiedad y la riqueza.
La burguesía.
Más
que de burguesía debemos hablar de burguesías
al ser un grupo muy heterogéneo donde podemos distinguir:
● En primer lugar, la alta burguesía de los negocios
industriales, financieros o agrarios, las principales dinastías europeas de la
banca, las industria pesada o las comunicaciones, con nombres tan famosos como
Krupp, Thyssen, Rothschild, Péreire o Lafitte. A ella se debe agregar la
burguesía agraria (grandes terratenientes).
● En segundo lugar, las clases medias donde podemos distinguir:
a) Burguesía media: pequeños negocios, propiedades y actividades
profesionales. Nivel de vida alto pero no excesivo. Sus valores: trabajo,
propiedad y progreso.
b) Burguesía baja: pequeño negocios, actividades agrarias,
funcionarios públicos. Poder económico más aparente que real. Participan en los
movimientos políticos del siglo XIX.
En
la actualidad se viene hablando del “mundo burgués” y se intentan definir los
valores, mentalidades e ideas propias de ese grupo social, desde la historia de
las ideas hasta la filosofía han rescatado algunos de los “valores”
prototípicos del burgués diseccionados con minuciosidad en las novelas de Flaubert,
Zola o Balzac quienes hablan de ese “horizonte mental” que recogiendo
el título de la novela de Jane Austen podría delimitarse entre el orgullo y el
prejuicio.
El
“estilo de vida” es un concepto vacío que hay que llenar de contenido y nada
mejor que inventar una moralidad (moral) repleta de valores como el progreso,
el individualismo, el orden, la familia (con su cabeza de familia, por supuesto
el varón), el ahorro y todo ello girando en torno a la propiedad y la riqueza.
Vamos a ver algunos ejemplos de la sociabilidad propia de burguesía:
a)
El ámbito de lo privado: La casa.
La
casa era el dominio privado por excelencia, el fundamento de la familia y el
pilar del orden social. Tanto el exterior como el interior de las casas eran
símbolos del nivel social y de los logros adquiridos. El valor supremo de la
sociedad burguesa era la propiedad, y la casa tenía, entre otras funciones, la
de representar la riqueza de sus dueños.
b)
El vestido y la ocultación del cuerpo.
El
vestido era la expresión de las convenciones y los formalismos. Estaba
concebido para ocultar el cuerpo (nunca ha estado tan oculto el cuerpo femenino
como entre 1830 y 1914, incluso oculto por una sofisticada lencería íntima) y
para marcar una clara diferenciación social.
c)
El ocio y el deporte:
La
práctica del deporte definió el ideal de vida burguesa. El fútbol, antes de ser
adoptado como deporte preferido por la masas proletarias, era practicado por
estudiantes en los colegios elitistas. Posteriormente lo que se llamo la
práctica del sport (tenis y golf) y la asistencia al hipódromo, como signos de distinción. Al
deporte se le encontró una gran capacidad para fomentar el sentimiento nacional
y el individualismo competitivo, característicos de la nueva burguesía, por lo
que pronto se incorporó a la educación.
d)
La educación selecta
al servicio de la reproducción de las diferencias sociales. La burguesía
establece cuales con los contenidos “culturalmente” validos.
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